El recurso más valioso de las administraciones públicas es su capital humano.
Son los servidores públicos quienes deben asegurar, más allá de la estabilidad o popularidad de los gobiernos, la continuidad del funcionamiento del Estado y sus instituciones, y la provisión de bienes y servicios públicos a la sociedad.
Los procesos de innovación y transformación hacia un gobierno digital y abierto conllevan impactos que, para que los cambios permanezcan en el tiempo, deben arraigarse en la cultura de trabajo del Estado.
Por ello, para fortalecer ese proceso de cambio cultural, deben abordarse integralmente las dimensiones de la organización, la profesionalización y la gestión del capital humano.